José Zaldívar
Cuentan las leyendas mayas que el Dios Chac encargo a los alushes construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira.
Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un Rey decía una verdad, y los alushes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los alushes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira que decía el Rey.
Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los alushes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto, que los alushes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de alushes al mundo para conseguir que el pueblo creyera todas las mentiras del Rey.
Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió.
Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.
Y todos, incluidos los alushes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por sus comentarios