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jueves, 22 de abril de 2010

Pueblo Vaquero, una aventura diferente

Paseos a caballo y en lancha, a unos kilómetros de Chetumal
      
Xul-Ha, OPB, 21 de abril de 2010.-  Enclavado en los místicos senderos de la selva maya, se encuentra el rancho Num Ka´am, mejor conocido como Pueblo Vaquero, propiedad de Geffrey Deval, un personaje con estampa vaquera originario de Arizona, que relata cómo nació la idea de venir a Quintana Roo a incursionar en una  aventura que poco a poco se hace realidad en esta comunidad de Xul-Ha, a corta distancia de Chetumal y poco más de un kilómetro sobre la carretera a Bacalar.
      
Su aventura inició hace unos cinco años, cuando, acompañado de su familia, llegó a esta población para dedicarse a las artes ecuestres en un terreno de 40 hectáreas y una extensión 40 mil metros cuadrados, la mitad de los cuales destinó para la cosechas de alimentos para los caballos y el resto para unos paseos que consideró suficientes.
       
Recordó que hace seis meses el terreno estaba convertido en monte que  empezaron a trabajar hasta convertirlo en un verdadero pueblo vaquero que abrió sus puertas al público para ofrecerle lo mejor.
       
Desde la entrada al pintoresco rancho, diseñado tipo oeste, cubierto por cabañas diseñadas de acuerdo al entorno y apegado a la naturaleza, se aspira olor a campo, a tierra seca y caballos. Se observan caballerizas, un almacén de monturas, un restaurante,  una cocina, un ruedo y tierras de cultivo de tomate y chile habanero: Todo lo relacionado con un rancho vaquero.
      
Según Geffrey, sus primeros proyectos en las artes chinas (ecuestres) iniciaron con un mínimo de caballos que hoy suman 40, con los que se introducen el gusto por los caballos y recorridos de familiarización con la anatomía de éste para perderle el miedo y hacerlo el mejor amigo.
       
Pueblo Vaquero es un destino joven en el que se practican artes ecuestres, suertes charras, paseos y lecciones de caballos para los niños mientras los adultos tienen otros atractivos, como aprender a balancearse sobre el animal, montar y cabalgar. En fin, se trata de que la gente se divierta y salga con ganas de volver al siguiente fin de semana a ese sitio que poco a poco se expande para un mejor servicio.
       
Entre otros atractivos, incluye paseos a la laguna, donde se ofrece media hora de capacitación en el ruedo, ya que el 90 por ciento de los que montan son principiantes, por lo que en 30 minutos conocen el arte de controlar al caballo, lo que garantiza una diversión más completa.
       
Geffrey comenta que su idea es dejar el rancho al gusto de la gente, con lo más natural y ecológico posible para disfrutar de un extenso recorrido por el monte con brechas entre la selva y pulmones purificadores de oxígeno hasta llegar a la orilla de la laguna, otro de los paisaje naturales que rodean al Pueblo Vaquero respetando la naturaleza, sin construcciones de concreto. Todo con material del entorno en caballerizas, palapas y caminos.
       
A la orilla de la laguna destaca un muelle de madera y un área donde se construirán palapas con materiales del lugar y un balneario para quienes gusten de un chapuzón ante el intenso calor tras el paseo a caballo.
       
Algunos de los 40 equinos, ninguno de ellos con maña, son para entrenamiento, otros para venta y a 12 de ellos se les está metiendo rienda, ya que la variedad incluye caballos de raza, un azteca y un cuarta milla, a los que se les meten yeguas criollas para que la sangre sea más pura.
       
Como era de esperarse, los finos no sirven para este tipo de trabajo, mucho menos un caballo que no camina con herraduras, por lo que tratan de elevarles la sangre en el casco para que se acomoden, ya que mientras menos sea el gasto es mejor el negocio y mucho mejor para los equinos.
       
Entre otros atractivos de Pueblo Vaquero, se incluyen paseos a la laguna con 24 de reservación, ya que primero se capacita al usuario en el ruedo con caballerangos que les enseña el arte ecuestre y ser caballero al caballo y dama a la montura, ya que se recomienda estar conscientes de que un caballo no es un juguete, ni un vehículo, por lo que se debe querer lo mejor para él, saber conducirlo, buscar ayuda ante cualquier inconveniente y comunicarse, ya que es noble por naturaleza.
  
Desde que se le agarra empiezan la educación y entrenamiento, y de entrada se establece una relación estrecha para disfrutar del paseo o ejercicio, en el que el lenguaje corporal debe ser suave porque en lo que mejor capta el caballo, y de ahí la conveniencia de educarnos con un instructor para evitar vicios por exceso o defecto en la posición, lo que también podría ocasionar problemas musculares recurrentes.
       
Los recorridos son de unas dos horas y media, de las cuales 30 minutos son para una capacitación bastante intensa, pero divertida, y otra hora y media de recorrido por la vereda, entre la selva hasta el pie de la laguna, donde descansa el caballo, se estiran y suben nuevamente una cuesta para retornar a las caballerizas.
     
Entusiasmado y poco emocionado, Geffrey augura que algún hará lo mismo con su ganado y hacer una vida totalmente vaquera en este pueblo, que poco  a poco lo convierte en un pueblo vaquero country para que la gente de la ciudad sepa apreciar y entender la vida del campo.
       
Entre otros atractivos en puerta, mencionó los paseos en lancha, para lo cual cuenta con un pontón para llevar a la gente a los rápidos en 3 horas y media hasta llegar a una parte que nos permite practicar snorkel y nado libre.
       
Para disfrutar de la gastronomía campirana, refirió que su restaurante abre los sábados y domingos de 12 a 19 horas, con un menú a base de carne asada, costillas, arrechera, pechuga, ensaladas, frijoles, arroz, quesadillas y postres caseros. El platillo más caro cuesta 120 pesos, perot todo preparado higiénicamente al estilo campirano, como si estuvieran en pleno Arizona.
       
Geffrey Deval concluye que el lugar es un encuentro con la naturaleza viva, donde crecen poco a poco para atender a sus clientes en un verdadero pueblo vaquero, donde los paseos en laguna duran 2 horas y media con precios especiales para extranjeros, nacionales, locales y estudiantes, aunque lo más importante es servir a la gente de Chetumal, Bacalar y Xul Ha con algo más divertido que garantiza un  lugar cien por ciento familiar, para lo cual pueden información en las oficinas de Turismo Municipal, ubicadas en la confluencia de las avenidas Carmen Ochoa de Merino y 5 de Mayo.Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.

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